Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

martes, 18 de junio de 2013

Llegar "a la patata"

Hoy me inquieta cómo llegamos a las personas, o, como se suele decir, cómo "tocamos la patata". Me inquietan las palabras, cómo las elegimos y utilizamos, cómo las entrelazamos y lanzamos a los demás.

Este post surge a raíz de un discurso que escuché hace unos días en el que, aparentemente, se pretendía conseguir esto mismo, "llegar" y, sin embargo, no me llegó ni a rozar la piel. Lo tenía todo para hacerlo pues, el mensaje, me interesaba, pretendía de alguna forma transmitir la Palabra. ¿Por qué no sentí nada? Esta fue la pregunta que me planteé nada más acabar. Seguramente porque la persona que lo lanzaba lo había aprendido, no lo sentía de verdad. O sí. También me planteaba si quizás estaba siendo dura y poco objetiva, pero me pareció interesante hacer una reflexión sobre ello. 

¿Hay técnicas para ser un buen transmisor de la Palabra de Dios? Yo creo que no. La única técnica es el amor, el AMOR en mayúsculas. Aquí no vale solamente ser número uno en oratoria o tener habilidades de hablar en público. Si no hablas desde el corazón, si no te haces testimonio vivo de lo que cuentas, será muy difícil hacer a tu entorno partícipes de la gracia del Padre. 






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