Hace
unas semanas, les contábamos en una entrada que un periodista italiano, Gianluigi Nuzzi, había publicado un libro en el que
se incluían varios documentos privados de la Santa Sede.
Pues
bien, estos últimos días han visto la luz tres textos más, dos de ellos con
críticas referencias al secretario de Estado, el cardenal Bertone, y al
secretario privado del papa, Gaenswein. El tercer documento hace hincapié en el
Camino Neocatecumenal y, en concreto, en cómo llevan a cabo las celebraciones
litúrgicas como la primera comunión. Esto junto a la visión de la fe que divide
a los altos cargos de la Iglesia es otro de los asuntos que han levantado una
fuerte polémica.
Desde
finales de enero aproximadamente, todos los medios del mundo se han hecho eco
de las filtraciones informativas desde dentro del Vaticano llevadas a cabo por
“Il Corvo”, personajes que poseen datos y textos al parecer comprometedores
sobre la curia vaticana.
El
primero en caer, tras el anuncio de la Santa Sede de abrir una investigación
para esclarecer los hechos, ha sido el mayordomo de Benedicto XVI, Paolo
Gabriele, al que le encontraron en su casa documentos que no debía poseer. Días
después, “el cuervo”, hablaba en los medios para destacar que éste es un mero
chivo expiatorio de una trama que se extiende a algunos de los más allegados al
papa. El foco, en este caso, está puesto más que nunca en el secretario de
estado, el cardenal Bertone, pues, según los “filtradores”, está acumulando
“demasiado poder”.
¿Cómo
está afectando todo esto al papa? Federico Lombardi, portavoz vaticano, ha
anunciado que Su Santidad “está triste pero que afronta la situación con
serenidad”. Él mismo declaraba ante miles de fieles en el reciente Encuentro
Mundial de las Familias en Milán que lo sucedido “entristece mi corazón, pero
jamás he tenido ninguna duda de que la Iglesia esté guiada por el Espíritu
Santo”. Y es que, el llamado “cuervo” insiste en la idea de que todo este
entramado no tiene otro objetivo que proteger al Papa de las pugnas por el
poder que existen a su alrededor.
Lo
que al principio causó más impacto fue el valor de los documentos pero, con el
paso de los meses, a estas alturas la atención se centra en las intrigas e
hipótesis que rodean la fuga de estos. Todo ello está provocando confusión,
especialmente para los fieles de a pie que vivimos nuestra fe ajenos a las
posibles disputas internas que pueda haber dentro del Vaticano.
¿Nos
inquietan estas tramas? Pese a que pensemos que “nos pilla lejos” o que “la
cosa no va con nosotros”, todos los que creemos en esta Iglesia estamos de
alguna forma involucrados en estos sucesos. Nos importa porque se está dañando
la imagen no sólo de las personas que están al frente de la institución, sino
de una religión y una comunidad de creyentes que solo quiere vivir su fe.
Insistimos
en que todo lo que se está hablando son suposiciones e hipótesis pues las
investigaciones están siguiendo su curso y esperemos que dentro de poco se
esclarezcan los hechos y se sepa quién o quiénes están detrás de todo esto y
por qué motivo.
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