A
un grupo de sacerdotes españoles les inquieta que muchas familias se estén quedando
sin su hogar. Es por ello que, bautizados ya como los ‘curaflautas’, se
encargan de ayudar y mediar con las entidades bancarias a todos aquellos que
acuden a ellos por tener órdenes de desahucio.
Uno
de los que han aparecido últimamente en los medios de comunicación es Joaquín Sánchez,
D. Joaquín, sacerdote de Murcia de 51 años, que cuenta que lo primero que hace
es mediar entre el director de la oficina y el afectado. Si no consigue una
solución favorable (que se quede el banco el inmueble alquilándolo a los
propios propietarios o que se refinancie la deuda) amenaza con ocupar la
sucursal junto a sus compañeros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
En unas recientes declaraciones llegaba a contar que “no le quedó más remedio
que hacer algo” cuando un padre le contó que “mezclaba la leche con agua para
que sus hijos desayunaran”.
Sabe que muchos
miembros de la Iglesia están en contra su actitud pero ha conseguido que
religiosos de Murcia (monjas, curas y frailes) e incluso de otras autonomías se
hayan manifestado de la misma forma para poner fin a los desahucios. Entre sus
reivindicaciones está la de que estas entidades han
recibido "mucho dinero público y ahora están sepultando la dignidad
humana".
Lo que sorprende
es que aún haya gente que critique su valentía y su ímpetu. Si uno de los
principios cristianos es amar al prójimo y ser solidario con él… ¿Qué mal puede
hacer una persona, sea sacerdote como es este caso o no, cuya meta no es otra
que ayudar de forma pacífica para proteger la dignidad de otra persona?
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