Al
cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela,
le inquieta el “peligro previo” al que se enfrentan las personas discapacitadas
antes de nacer debido a las técnicas de diagnóstico prenatal, es decir, las
pruebas que se le hacen a una madre para determinar si su hijo/a tendrá alguna
malformación o discapacidad (amniocentesis).
El también
presidente de la Conferencia Episcopal Española indica que cuando se pregunta
en las casas de atención a las personas discapacitadas, por ejemplo, sobre
aquellas con síndrome de Down, la respuesta es
que "han
disminuido enormemente", no ya porque la medicina haya
avanzado mucho, sino "porque no les dejan nacer".
En este
sentido, Rouco Varela señala que las personas discapacitadas, como cualquier
persona, tienen “su dignididad” y reivindicado que "tienen tanto derecho a
nacer, a vivir y trabajar como cualquier otro ser humano". Para el
cardenal, ésta no es solo una cuestión que debe ocupar al cristiano sino a
cualquier persona de cualquier religión.
La
amniocentesis empezó a realizarse en Barcelona a inicios de la década de los
ochenta. A causa de la criba, la amniocentesis y
a la ley del aborto, en el año 2008 y según las estimaciones de la asociación Down España uno de
cada 1.100 niños nació con el síndrome del cromosoma 21, lo que suponía una reducción del 30% de la
regla general hasta entonces.
Las declaraciones del cardenal arzobispo de Madrid abren la puerta de
nuevo a la polémica. Pero más allá de
preguntar si se debe practicar la amniocentesis o no, la cuestión sería qué
hacer en caso de que a una madre le detecten una malformación en el feto antes
de nacer.
Las palabras de Rouco Varela resaltan la tendencia a la baja continúa y
abren la puerta a un debate cargado de controversia. ¿Qué opinan los inquietos?
Para un católico no hay controversia ninguna. Es una cuestión de elegir obedecer al magisterio o no. La Iglesia nos enseña que la vida es un bien que nadie tiene derecho a arrebatar ni a otra persona ni a sí misma. Venga el niño con un Down o sin brazos o ciego, da igual, su vida sigue siendo suya, y es injusto arrebatársela por miedo al sufrimiento que me provocarán sus taras. Es posible que la madre diga y declare aquéllo de "no estoy preparada", vale. Entiendo su miedo y angustia, y no seré yo el que tire la 1ª piedra sobre una mujer que abortare, pero eso no quita que sea una injusticia y un mal quitarle la vida a un feto, y que por tanto esa mujer haya cometido un pecado.
ResponderEliminarDe todas maneras, una cosa he de decir, Nunu: me parece que el que planteas no es un tema a debate. Lo colocas como si fuera algo opinable. Imagínate que planteases como "controversia", por ejemplo, si los negros son personas o perros. Se te echaría la gente encima, con toda razón, indignada con esa injusticia, porque eso es inmoral e injusto fuera de toda discusión: por supuesto que son personas, ¿cómo te atreves a plantear lo contrario? Lo mismo pasa con esto: la Iglesia habla claro, y la ética no silenciada o reeducada también. Y ambas dicen que matar es una injusticia, y matar a un indefenso más. ¿Cómo puedes plantearlo como opinable, dejando entrever que en realidad es algo ante lo que "bueno, cada cual tirará por donde crea"? Al margen de que haya gente que decida abortar, el aborto es monstruoso (igual que un neonazi puede pensar que los negros son perros, y la idea no es por tanto menos monstruosa). Sí, monstruoso y horrible: porque, igual que es muchísimo más indignante una violación a un niño que a un adulto (sin quitar que ésta sea también una inmensa injusticia), el asesinato a un niño absolutamente indefenso es más indignante que el de un adulto. Y si armamos los pitotes que armamos con los problemas de la franja de Gaza, y lo de Libia, y demás, en los que mueren adultos, ¿cómo no armarlos si están asesinando bebés? No, no es algo que se pueda opinar. Este tema no da para medias tinas. O rechazas tajante y terminantemente el aborto, o estás a favor de él. Pero no se plantea como opinión, sino como elección vital, elección tipo soy honrado o ladrón, sigo la ley o cometo un crimen.
Lo importante no es obedecer como cumpli-miento, sino interiorizar el porqué, y esto es seriamente difícil si no se exponen las inquietudes.
ResponderEliminarSí pero no, NRQ. Por supuesto que es importante saber el porqué la Iglesia dice esto o aquello, pero no cuestionándolo (que es lo que psa cuando se "saca a debate"), sino informándose sin ánimo de pelear, porque incluso si consideramos flojos sus argumentos, habremos de ser lo bastante humildes como para considerar que somos nosotros los equivocados. Has hablado de obediencia, y ésa es la clave. Recordemos que, como nos enseñan siempre a los religiosos, la obediencia es un auténtico acto de virtud cuando no se está de acuerdo con la orden emitida. Porque, cuando se está de acuerdo, no hay en realidad obediencia: uno se obedece a sí mismo.
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